martes, 14 de diciembre de 2010

¿Y la culpa de quién es?

Todos sabemos lo que ha ocurrido durante el pasado Puente de la Constitución, no voy a añadir nada nuevo que no se haya dicho o escrito. Es de alabar el esfuerzo y las ganas de hacer llegar la otra versión, la de los Controladores aéreos, a la opinión pública. Infinidad de blogs en internet, foros de participación en páginas especializadas de aviación, y comentarios en las noticias de los principales periódicos de la red.

Las consecuencias para los pasajeros han sido muy graves, pero el colectivo de controladores ha pedido perdón en innumerables ocasiones, y seguramente tendrán que pagar por su acción. Una vez que los afectados reciban su indemnización pertinente, seguramente dejarán de enfrentarse a este colectivo. Ojalá todo el que hace algo que perjudica al ciudadano estuviera obligado a indemnizarlo también. Pero bueno, el debate social es un tema que ya tocaré otro día…

Eso sí, dejan mucho que desear las apariciones de los diferentes representantes de los controladores en los medios de comunicación. Es de vergüenza la actitud de los entrevistadores. No dejan ni siquiera que el entrevistado se explique e intente exponer sus argumentos de defensa. Todo consiste en atacar, atacar y atacar sin escuchar lo más mínimo.

Ha habido muchas declaraciones de controladores, y poco parece haber llegado al público general, a los ciudadanos de éste país que cada día da más asco. Aunque para mí, el principal problema se ha tratado poco, y es de verdad donde radica la situación tan complicada que llevan sufriendo los controladores aéreos en los últimos años, y que explotó hace un par de semanas. No es complicado de entender, es un problema de base que se hubiera resuelto fácilmente, sin tener que aplicar el Estado de Alarma, sino aplicando un par de dosis de sentidos: sentido común y sentido del deber.

No hay suficientes controladores aéreos. Así de simple. Así de fácil. Es el verdadero problema del control aéreo en España. No hay suficientes controladores aéreos. No existe un problema de límite de horas, si se computan las horas sindicales, de formación o de baja laboral, o no. El verdadero problema es que no hay suficientes controladores aéreos en España. Y punto.

¿Y cómo se ha llegado a ésta situación? Fácil. Desde 2004, solamente han sido convocadas 130 becas en 2004, y 47 becas en 2006 (originalmente eran 150 becas, que fueron reducidas en estas dos convocatorias). 177 estudiantes, aspirantes a controlador aéreo, de los cuales, los 47 que pasaron la oposición en 2006, acabaron en Julio de 2010, y entraron en plantilla tras muchas polémicas ( ya que AENA no les quería contratar) en Noviembre de 2010.

En el control aéreo, un trabajo en el que por su especialización y la importancia que tiene para un país moderno el transporte aéreo, no debería haber escasez de trabajadores. En un país en el que los universitarios colman las listas de desempleados; o se encuentran en situación de becarios; o trabajando en lugares que no les corresponden por nivel educativo y ganando sueldos irrisorios; o en el mejor de los casos, emigrando a buscar un trabajo en un país en el que se le reconoce como se le debe reconocer. No me entra en la cabeza que en España no haya controladores aéreos suficientes.

Como tampoco me entra en la cabeza la tesis del Gobierno, esa que repiten como credo desde sus cómodas poltronas del congreso y que ha taladrado los cráneos borreguiles de los ciudadanos. Que los controladores aéreos decidían quiénes entraban y tenían control sobre el acceso a la profesión. Me niego a creer que en un entorno global en el que los niveles de tráfico aéreo iban aumentando vertiginosamente, especialmente desde 2003 con la expansión de las compañías de bajo coste, los controladores decidían que no entraran nuevos estudiantes aspirantes a controlador.

¿Qué sentido tiene? ¿Tendría sentido que los constructores, en el año 95, y viendo cómo iba aumentando el número de viviendas y la cantidad de nuevos edificios que se iban construyendo en la “burbuja inmobiliaria”, decidieran no contratar a nuevos obreros ante tal demanda de construcción? ¿De verdad creen que preferían trabajar sin aumentar su plantilla aunque eso supusiera el trabajar 4 horas más al día, pagadas como extras? ¿Preferirían estar completamente hastiados y exhaustos, jugándose su salud y vendiendo su tiempo de descanso por ganar el doble?

No. Me niego a creerlo. Aunque por otra parte, está la otra versión de la historia. AENA y el Estado dejan de convocar plazas. ¿Con qué vistas lo hacían? ¿Qué objetivo buscaban? ¿Acabar con la “injusticia de que los controladores españoles cobran mucho y trabajan poco, de que ganan más que un Ministro de Fomento o un cirujano, de que son una panda de privilegiados”? Tampoco me lo trago. Me resulta más creíble que buscaban cambiar todo el sistema, la privatización de AENA, tanto a nivel aeroportuario como de acceso a la profesión.

Antes, para ser controlador necesitabas ser Diplomado o haber completado el primer ciclo de una licenciatura, un buen nivel de inglés y superar un proceso de selección bastante complejo (estudiar un temario, en mi opinión excesivo e inoportuno, así como ineficiente para descartar a posibles candidatos, pasar unas pruebas psicotécnicas y unas entrevistas personales). Después de pasar con éxito estas pruebas, superar un curso de formación de 18 meses, y luego un periodo de habilitación en el destino correspondiente, ya fuese Ruta o Torre, en conjunto unos 3 años. Todo esto no le costaba ni un céntimo al aspirante, y en algunos casos recibían una pequeña ayuda, que aunque no fuera suficiente para vivir, ayudaba mientras duraba la formación.

Ahora, el acceso se ha privatizado, es decir, AENA ofrecerá la posibilidad de formarse en la práctica real del control aéreo a las personas que estén en posesión del titulo-licencia de Controlador Estudiante (Trainee ATC). ¿Cuáles son las opciones de obtener esta licencia en España actualmente? La principal, y de momento, única reconocida por AESA (Agencia Española para la Seguridad Aérea) es SENASA, la escuela que ha estado formando controladores como parte de AENA en los últimos años. Los requisitos son tener más de 18 años, título de Bachiller y superar unas pruebas (basadas en los tests FEAST de Eurocontrol, así como un número de pruebas psicotécnicas y psicológicas).

Gracias señor Ministro por liberalizar el acceso. Ahora todo hijo de vecina, sin necesidad de tener lazos de sangre, podrá acceder a esta “privilegiada” profesión.

Esperen un momento, que se me olvidó comentar un pequeño detalle. Todo hijo de vecina, que tenga intención de hipotecarse. SENASA ofrece cursos a unos precios bastante interesantes. El curso inicial de torre cuesta 45.760 €, si se le añade aproximación, unos 38.000 € más. Y si ya añadimos el lote completo, solamente serían unos 100.000 euros más.

Díganme ustedes ahora quiénes serán los privilegiados. Los que puedan permitirse pagar semejante cantidad para obtener solamente una licencia de estudiante. AENA deberá decidir si te ofrece trabajo o no. Y aún así, si AENA te contrata como estudiante, debes pasar el proceso de habilitación, entonces AENA te ofrece el contrato y te va descontando de la nómina los pagos para pagar el préstamo. ¿Qué ocurre si por cualquier motivo no consigues obtener tu licencia final de controlador? ¿Qué haces con ella? ¿Cómo pagas el préstamo? Es exactamente lo que ocurrió con los pilotos cuando se liberalizó la formación. Cualquier persona con la economía lo suficientemente fuerte para permitírselo era piloto. Ahora será igual, solamente los que de verdad sean privilegiados podrán permitírselo.

Todo esto en cuanto se refiere al acceso de la profesión. Como decía Chomsky, es una de las técnicas para manipular a las masas. Crear un problema, y luego hacer como que se resuelve, para que la opinión pública tenga una imagen buena del “salvador” de turno. El Gobierno y AENA crearon un déficit de controladores. AENA accedía a pagar las horas extras que hicieran falta. Y no todos los controladores las hacían, porque esas horas son voluntarias. Pero llegó el momento en el que para mover la ingente cantidad de vuelos en los últimos 3 años, hacían falta que incorporaran más controladores, o que hubiera más controladores que hicieran más horas extras, ya casi por obligación, porque si no se incurren en retrasos, cancelaciones, y lo último que quieren los controladores es eso. Es normal que explotaran cuando decreto tras decreto te obligan a trabajar una cantidad desorbitada de horas, sin posibilidad de negociar ni de defenderte.

Si hubiera habido suficientes controladores, NUNCA ningún controlador hubiera llegado a su límite de horas, es más, nunca habría que utilizar horas extras. Nunca habrían hecho falta los decretos dictatoriales de Febrero, Abril, Agosto y Diciembre. No habría hecho falta satanizar a un colectivo totalmente oprimido por el ente legislador y patronal a la vez.

Si se hubieran hecho las cosas bien desde el principio, intentando ver por qué los modelos de gestión del tráfico aéreo funcionan en otros países, por qué funcionan los turnos de trabajo por ejemplo en Inglaterra, en donde se trabajan por ciclos de 10 días (6 de trabajo y 4 de descanso, 8 horas por día de trabajo, 144 horas mensuales, 1.440 horas anuales si no contamos las vacaciones), en donde el proceso de formación de controladores es continuo durante todo el año, habiendo 4 cursos al año, saliendo anualmente 80-100 controladores frescos cada año, y en el que se te ofrece un sueldo desde el primer día que entras en la academia, y depende del rendimiento del alumno seguir cobrándolo.

Con todo lo que ha gastado AENA en horas extras, se podían haber costeado la formación de 300 o 400 controladores nuevos en estos últimos 4 años. El sueldo medio de un controlador sin horas extras no llega a 150.000 euros anuales brutos. ¿A qué se debe entonces el endeudamiento y la escasez de controladores, y por ende, que hayan llegado a tal extremo de que no pueden trabajar más?

Juzguen ustedes mismos.

No les doy más la brasa, porque visto que mi escritura no es comparable a la de ningún ilustre escritor, debe ser una lata leer esto, aunque intento explicar las cosas de manera clara.

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