Bueno, esta entrada del blog varía un poco con respecto a las anteriores. Cambiaré imágenes por reflexiones. Reflexiones que han surgido sobre todo desde el primer fin de semana de diciembre.
Asistimos a una "huelga salvaje" de controladores aéreos, una acción sin precedentes, sin previo aviso, y que deja en tierra a cientos de miles de pasajeros. Desmedida, que afectó a muchos otros españoles que no tienen culpa, sí. No me haría ni puñetera gracia estar esperando en un aeropuerto para disfrutar las únicas vacaciones que me puedo permitir al año para que me las anulen porque los controladores aéreos se niegan a trabajar. Es más, estaría completamente furioso cuando las noticias sobre la situación que recibo en esos momentos son que "los controladores abandonan sus puestos de trabajo porque reivindican un salario mejor". Ojos inyectados en sangre, envilecidos pensamientos, sed de venganza. "¡¡Pero qué se habrán creido este grupo de chulos, privilegiados y prepotentes...!!"
Pero, si rascamos sólamente un poco en la superficie, encontramos que tema salarial ni siquiera aparece en las reivindicaciones que llevan haciendo los controladores los últimos años.
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