domingo, 29 de mayo de 2011
Una de queso, por favor...
Y seis meses después, puedo ver las noticias que salen en diferentes medios de comunicación (como aviaciondigital.com o incluso periódicos de tirada nacional) que hablan de los retrasos que se están generando tan
to en aeropuertos como en los sectores de ruta, con mucho tiempo de demora y espera. Y sólo estamos a Mayo...
Parece ser que ya que se ha "solucionado" la "catastrófica" situación a base del laudo-decreto de Marzo del señor Pimentel, y ya que están aclarados los términos de jornada laboral, periodos de descanso, etc, sigue habiendo problemas. Mejor dicho, un gran problema, que genera a su vez más problemas. Y no es otro que la falta de controladores. Y los peligros que conlleva esta escasez de personal son varios.
Falta de controladores que supone que muchos sectores tengan que unificarse para que puedan permanecer abiertos, que este nuevo "super sector" esté controlado únicamente por una persona en lugar de tener un controlador táctico (que dé las órdenes a los pilotos) y otro controlador coordinador que efectúe las oportunas coordinaciones con los sectores colindantes para que un avíón pase de un sector a otro de manera segura y eficiente. Con lo cual, al ser únicamente una persona la encargada de hablar con pilotos, vigilar que los niveles, velocidades, rumbos, sean adecuados, y a su vez ser la úníca encargada de comunicarse con otros controladores de otros sectores para acordar las coordinaciones de cada vuelo, el nivel de atención y vigilancia sobre el tráfico en el radar disminuye, aumentando así el riesgo de algún "despiste".
No olvidemos que los controladores son humanos, y los despistes le pueden suceder a cualquiera, especialmente si tiene que hacer el doble de funciones de las que debiera en un espacio aéreo el doble de grande/complejo del que debiera.
Falta de controladores que supone que los tiempos de control sean extendidos al máximo, y los de descanso, al mínimo. Aunque dentro de la legalidad, pueden ser extenuantes y no deberían llegarse a tal extremo salvo en situaciones puntuales.
Falta de controladores que implica que habrá un menor número de vuelos en cada sector. Supongamos que en un sector A se pueden controlar como máximo 40 aviones por hora, y en un sector B, otros 40, siempre y cuando haya un controlador en cada sector. Obviamente si el sector A y el sector B se tienen que unificar y ser controlados por un solo controlador, el tráfico se va a ver severamente afectado, ya que es imposible que una sola persona controle 80 aviones en una hora y sobre todo en un espacio aéreo de unas dimensiones mayores (la complejidad aumenta tambíen con el tamaño del espacio aéreo).
Es aquí cuando aparecen las restricciones en las salidas de los aeropuertos, ya que se debe acomodar al tráfico que puede atravesar estos sectores unificados. Se ponen regulaciones en funcionamiento (por ejemplo, un despegue cada cuatro minutos, en lugar de 1 o 2). Entonces se trabaja al máximo de capacidad para que haya el menor número de retrasos, con lo cual la fatiga aumenta.
Y todo este cúmulo de circunstancias hace que el riesgo de que suceda un incidente se multiplique. Es la famosa teoría del queso suizo. Cada vez que se pierde un trozo de queso, o el agujero es más grande, es más fácil que el problema vaya haciéndose mayor. Hasta que sucede algo. Es más fácil que haya dos aviones al mismo nivel y que se crucen a menos de la distancia mínima de seguridad, es más fácil que se olvide revisar niveles, es más fácil que no prestes la misma atención a la respuesta de cada instrucción que das, que haya respuestas erróneas (imagina que das una instrucción para que un avión suba a FL170 y erróneamente el piloto responde FL190, y tú, como estás tan ocupado haciendo otras cosas que no deberías hacerlas en condiciones normales, pierdes este detalle, y generas una situación de peligro porque tenías a un avión cruzando a FL180 en la trayectoria del primero).
En definitiva, es más fácil que haya algún problema que pase desapercibido y que pueda generar un mayor incidente, accidente, o catástrofe. Y no olvidemos que por pequeño que sea el incidente, el controlador debe informar de el, se abrirá una investigación, y a partir de ahí pueden surgir los problemas legales, tales como perder licencias, multas, incuso hasta cárcel.
En otros países, por ejemplo en el Reino Unido, donde yo trabajo, los sectores se abren o cierran dependiendo de la predicción de tráfico que muestran los tados de los monitores de niveles de tráfico, y siempre en cada sector se controla en pareja de controlador "táctico" y "coordinador". Siempre hay dos pares de ojos y oídos pendientes del radar. Únicamente en el turno de noche está permitido que un sólo controlador esté al cargo de las funciones "T" y "C", simplemente porque el volúmen de tráfico para esos sectores es insignificante.
Sólo de pensar que yo tuviera que hacer todas las funciones del "C" a la vez que tengo que estar controlando una cantidad ingente de vuelos en 2 o 3 sectores unificados, me entra angustia...
Como usuarios de los servicios aéreos, los pasajeros deben entender que los retrasos, esperas y puede que cancelaciones, son simplemente en beneficio de su seguridad en vuelo, y son consecuencia de la mala gestión empresarial de una compañía como AENA, al permitir que se trabaje al límite de la seguridad con un número de trabajadores muy inferior al que debería haber, en un tipo de trabajo en el que el más mínimo error puede suponer una catástrofe enorme.
En otro orden de cosas, parece ser que ,a mayoría de los pasajeros y ciudadanos aún no entienden de dónde viene el problema, quiénes son los causantes, y a quiénes tienen que pedir responsabilidades. Es increible que después de tanto tiempo aún se vean comentarios en noticias de periódicos del tipo de "lo que hace falta es que los echen a todos, que cobran mucho y trabajan poco, que pararon un país porque querían más dinero, que AENA ha hecho bien al despedir al primer controlador, que detrás tenían que ir todos despedidos, que contraten a más y que cobren menos".
El desconocimiento y la ignorancia llega a unos niveles increibles en España, incluso si les das la oportunidad en explicarles las cosas, vuelven la espalda y encuentran siempre el argumento perfecto para seguir ciegos ante la evidencia: "trabajadores privilegiados con salarios extraordinarios y pocas horas de trabajo". No sé de quién habrán copiado estas ideas, ni dónde las habrán oído o leído...
***Actualización***
Adjunto las capturas de un artículo en el periódico El Mundo que no se sabe por qué no aparecen en ningún otro sitio en la web. Juzguen ustedes mismos.
miércoles, 4 de mayo de 2011
Sun, Party and Booze!
Hola de nuevo gente. Después de esta pausa forzada en mi blog (las vacaciones “técnicas” de mi portátil fueron aún más largas que las mías) decidí ponerme a escribir la nueva entrada. Originalmente se llamaba “I Love Spain”, e iba a tratar del tipo de turismo que recibimos en España, en especial el turismo británico.
Pero el pasado viernes tuve una experiencia (más) bastante desagradable mientras volaba desde Glasgow Prestwick hacia Málaga. Así sería que redacté la entrada en mi teléfono móvil. Más que redactar, fue plasmar todo el odio, la rabia y el cabreo que llevaba encima. Estuve a punto de subirla. Lo único que lo evitó fue que el navegador del móvil no me dejaba pegar el texto en blogger.com. Cosa que al final, agradezco, ya que aparte de considerarlo bastante visceral, creo que excedía los límites de lo “políticamente correcto”.
Ahora, pasado por el filtro de la frialdad y el respeto, se convierte en la nueva entrada de este blog. Para poneros en situación, os ubico: Avión de Ryanair, 5 de la tarde, viernes, soleado.
“Se nota que el imperio romano nunca cruzó el muro de Adriano, esa gran muralla fronteriza que denotaba el límite superior del imperio en Britania, extendiéndose entre Carlisle y Newcastle en la actualidad, más o menos, y que coincide con la frontera entre Inglaterra y Escocia. Las gentes al norte de dicha frontera eran consideradas bárbaros. Puedo dar fe que después de más de dos mil años de evolución en la historia, siguen igual de bárbaros... O peor aún.
Para llegar a esta conclusión sólo hace falta hacerse algún vuelo con Ryanair desde Prestwick a Málaga un viernes cualquiera. Por suerte o por desgracia llevo unos cuántos éste año.
Sin ir más lejos, en este preciso instante me encuentro en la fila 6 del Boeing 737-800 de Ryanair. A mi lado, cinco especímenes de sexo masculino y unas cuatro individuas que llevan la friolera de llevar dos horas sin parar de beber, gritar y comportarse de la manera más vulgar, maleducada, irrespetuosa y deleznable que pueda observarse dentro de un avión.
¿No se dan cuenta de que están en un medio de transporte, junto a otras personas que lo único que desean es un poco de tranquilidad mientras se dirigen a disfrutar de sus vacaciones?
[Omisión del autor de la entrada por considerarla ofensiva, racista y generalizadora en exceso ]
Esta cultura se mueve sólo por el impulso de consumir alcohol y escapar de la realidad gris en la que viven. Angustiados por un clima, escapan hacia España buscando sol y alcohol barato. No tienen ninguna aspiración en la vida. Sus mentes están vacías y no les preocupa llenarlas a base de vodka y red bull.”
Bueno, esta era la entrada, que como ya veis, está suavizada.
Ahora viene mi reflexión sobre la situación.
El tema a desarrollar será la "cultura" británica. No hay más que darse una vuelta por cualquier ciudad costera del sur de Andalucía, o montarse en cualquier avión de cualquier compañía aérea con esos destinos, o fijarse en los tablones informativos de los vuelos de cualquier aeropuerto costero español.
¿Qué diferencia a cualquier turista extranjero de un turista británico que visita España? Principalmente, su grado de integración, su interés por conocer una cultura nueva y su obsesión por el sol.
Todos sabemos que la civilización británica es principalmente colonizadora, y allí donde van, implantan su cultura y su forma de vida. Y no me extraña, teniendo el clima que tienen, siempre han intentado salir de la isla con tal de encontrar mejores condiciones. Y así lo hicieron con España.
Un turista medio británico cuando va a España encuentra supermercados británicos, productos británicos, centenares de pubs en los que disfrutar de su Sunday Roast, cerveza Carling, mientras ven en Sky Sports el partido entre el Manchester United contra el Sunderland. Y no me parece mal que tengan un lugar donde reunirse para compartir “su cultura”. Pero no tantos.
Un turista medio británico contrata un paquete vacacional en cualquier ciudad costera de España, hotel incluido, pensión completa. En algunos casos, permanecen dentro del recinto hotelero todo el tiempo. Eso sí, disfrutando del sol.
Un turista medio británico no habla español, no consume productos españoles, no se integra con la cultura española, no le importa conocer lugares nuevos, visitar museos, catedrales, conciertos, etc. Sin ir más lejos, uno de mis instructores de cuando estuve en el College de ATC tenía una casa en Calpe, Alicante, desde 1.973, y aún no habla español porque no lo necesita. O la última que he visto, este domingo en Almuñécar, Granada, estábamos almorzando en un chiringuito en la playa, “pescaito” frito y demás, fresco del día, lo típico que te puedes y debes comer en un sitio así, ¿verdad?. Pues bien, se nos sienta al lado un señor inglés que, por supuesto, pide en su idioma nativo a un camarero que, no sin dificultad, le trae lo que pide: café solo, botellín de agua con gas y un sándwich de jamón y queso.
Un turista medio británico sólo busca "disfrutar" de "su cultura", la cual engloba emborracharse mientras beben lo mismo que beben en UK normalmente, comer lo que normalmente comen en UK, ver la misma televisión que ven en sus casas y estar tendidos al sol hasta que se queman. ¿Concebirían una idea igual en el Reino Unido, pero a la inversa? Sí, y por eso lo hacen. No hay más que pasarse por cualquier barrio de tipo indio, pakistaní, chino, etc… Pero estos tienen un motivo, ya que son emigrantes que vienen de aquellos países que los Británicos invadieron hace siglos y ahora se vuelve todo esa masa popular hacia la metrópoli.
Si os paseáis por cualquier calle de cualquier ciudad británica, veréis restaurantes tailandeses, españoles, italianos, mexicanos, etc., todos destinados a los británicos. Cierto es que gente de otras nacionalidades también van a estos restaurantes. Pero si cambiáis esa ciudad británica por una cualquiera del litoral español, por ejemplo, Málaga, Mallorca o Tenerife, los restaurantes británicos están destinados únicamente al turista inglés. Menús, paneles informativos, televisión, todo exclusivamente en inglés. No me he atrevido a hacerlo, pero seguro que si entro en una de esos “pubs” ingleses de la costa, y pido algo en Español, creo que la respuesta será en Inglés… o no. Sea como fuere, no pienso averiguarlo.
¡Qué diferencia cuando se trata de otros turistas de otras nacionalidades!. Al menos los alemanes parece que se integran mucho más en la cultura, conocen monumentos, hacen excursiones, disfrutan de la comida española… Los italianos, franceses, incluso los americanos, vienen y se dedican a probar cosas nuevas.
Y no sólo de otras nacionalidades. Cuando los británicos van a otros países, sí que se comportan de otra manera. En Francia hablan francés, en Italia visitan monumentos y comen pasta, en Alemania beben cerveza, en Suiza y Austria esquían y beben vino caliente… ¿Por qué cuando llegan a España se comportan de una manera tan distinta? ¿Por qué beben hasta reventar, hacen el “hooligan” hasta reventar, a jugar al golf en sus “resorts”, y se cierran tanto a la cultura española?
Al final, encontraremos pueblos y ciudades que serán completamente inglesas, no tendremos un solo Gibraltar, serán muchos más los núcleos completamente británicos en nuestra costa. Y también en la de Portugal. Si no hacemos algo.
Y la culpa no es sólo de ellos, los británicos. Sino también nuestra, de cómo el boom turístico de los 60 y 70 sigue funcionando hoy en día. Les dábamos lo que querían, se les permitió demasiado. Que sí, que el dinero nos vino muy bien para salir de la crisis de la dictadura y todo eso, pero se podía haber hecho de manera distinta. En lugar de ofrecerles todo lo que querían, es decir, cultura británica en suelo español (para eso ya estaba Gibraltar), tendríamos que haber promocionado la cultura española para que hoy España fuera visitada por sus monumentos, su gastronomía, sus fiestas, y también por su clima; que los turistas británicos vinieran a consumir productos españoles, a visitar museos, a integrarse en nuestra cultura, al igual que el resto de visitantes de otros países.
Ya sé que no es bueno generalizar, y seguro que hay un porcentaje de turismo británico que se dedica a conocer la cultura española, pero la inmensa mayoría solamente viene a lo que viene: Sun, party and booze!